Últimamente no hago más que leer posts de mamás y de papás
en los que no dejan de hablar de rabietas, noches sin dormir, ojeras enormes y
desesperación. Si bien es cierto que también hablan de la sensación maravillosa
de tener un hijo, del amor infinito y el orgullo y alegría de tener un hijo,
sus posts me dejan un poso agridulce. Me parece que la parte “mala” tiene un
gran protagonismo en las historias que cuentan. Lloros, pataletas, cansancio y
muchas otras palabras parecidas aparecen con mucha frecuencia en los posts. Y
esto no deja de sorprenderme.
A veces creo que cuando le damos a las cosas más importancia
de la que tienen éstas pasan a ser el centro de atención. Es difícil de
explicar porque no quiero que nadie me malinterprete.
Los niños lloran, los niños tienen pataletas, rabietas. Mi
niño chilla como si le estuvieran matando cada vez que le quito la fregona de
las manos…esto a lo mejor ocurre cuatro veces en una tarde. Pero, ¿cuál es el
problema? ¿Que llore? Es su forma de expresarse, él no lo puede decir de otra
manera y para mostrar su disconformidad con lo que le ha hecho mamá, llora.
Llora también cuando le cambio el pañal y a él le apetece hacer otra cosa,
llora cuando le subo a la trona, llora cuando le siento en el carro porque él
quiere ir andando (en este caso también se pone rígido como un palo y la pelea
se me complica, tengo que sujetarle con una mano y con otra abrochar el cierre
del carro para obligarle a sentarse). Pero la verdad es que esos lloros me
preocupan poco, más bien nada. Mi paciencia no se agota por eso. Al final del día esos momentos ni siquiera
entran en la balanza de lo bueno y lo malo.
A eso es a lo que me refiero con que La vida es cuestión de
actitud, depende de como tú te tomes las cosas, éstas adquieren mayor
relevancia o no, serás más o menos feliz, te agobiarás más o menos.
He visto a padres que frente a las mismas actitudes de sus
hijos la manera de reaccionar ha sido completamente diferente. Unos poniéndose
nerviosos, impacientes, molestos; otros tranquilos, sin darle la menor
importancia. Esa actitud la transmiten a sus hijos e incluso a la gente que
está a su alrededor. Y sobre todo, la llevan ellos mismos encima. Porque te
aseguro que si no te afectan cosas “sin importancia” serás mucho más feliz J.
Entiendo que las noches sin dormir puedan llegar a
desesperar, pero siempre hay maneras de paliarlas y más si somos dos…
Ahora mismo parece que somos superhéroes por tener uno o dos
hijos y ya con tres…¿cómo lo hace?¡¡ Es increíble!!
Yo soy mamá, trabajo, tengo una casa, tengo ropa que
planchar, compra que hacer y comida que cocinar. Y no por eso soy una
superheroína. Es cierto que conciliar es (muy) difícil, pero es lo que hay y
tampoco hace falta estar hablando todo el tiempo sobre ello y sobre las súper
madres. Súper me parece la mamá que tenía 6 hijos y que nunca se quejaba de
rabietas o de no poder organizarse. Y estoy segura de que también pasaba muchas
noches sin dormir.
A mí me encanta Verdeliss (Estefanía), no sé si la conocéis,
es una youtuber de Pamplona muy conocida. Es mamá de cuatro niños y ahora está
embarazada de gemelos. Cuelga vlogs mostrando su vida diaria y hace que todo
parezca fácil. Me encanta. Y estoy segura de que sus niños también hacen
trastadas y de que ha pasado más de una noche sin dormir. Y sin embargo
transmite un buen rollo y un optimismo que da gusto.
Cuánto más nos quejamos de algo, más presente está en
nuestra vida, más importancia le damos…entrando en un círculo vicioso. Parémonos
a pensar un momento, ¿tan importantes son las rabietas o las noches sin dormir?
Sabemos que es algo normal…¡pues que nos den igual! Que ni siquiera pongan a
prueba nuestra paciencia…seguro que así las terminaremos llevando mucho mejor.
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